lunes, octubre 19, 2015

Ensayo sobre mi nariz.

La mayoría de la gente, no es consciente de que respira. Pero hay un sector de la población que los envidia y odia; los alérgicos. 
Los que viven con la nariz tapada gastándose el sueldo en pañuelitos descartables. Los cantantes sufridos con la voz nasal, sólo Ramazotti triunfó. Los del TOC de frotarse la nariz cuando caen las pelusas de los plátanos mientras presienten que van a sufrir un shock anafiláctico. 
Somos ese porcentaje de padecientes crónicos que ya no sabemos qué más hacer para respirar. Ay... lo que daríamos por oler... una tarta, un bizcochuelo de limón, una flor que larga el polen y otra vez se nos acaba el aire. 
No somos exagerados, no lo creas si te digo que se sube al bondi alguno con una fragancia molesta y abrimos de par en par las ventanas y si no se abren que las abra el de adelante, o el de atrás para que corra el aire... que no podemos respirar. Y guay con que el pendejo que vende perfumes nos ofrezca una muestra, porque son insistentes... no saben que son potenciales asesinos.
De tanta inutilidad y molestia, a veces nos miramos al espejo y nos sorprendemos al ver esa formación redondeada en el medio de la cara. ¿Qué es eso? 
Y gastamos plata en hierbas medicinales, en aceites importados que nos salen un ojo de la cara. ¡Total... sin nariz y tuertos que más da!
Y después esa pelotudez que te manda el médico de hacer vapores en el baño o con una olla, (se nota que a ellos no se les tapa la nariz) porque lo único que logra uno mediante esa acción es aumentar la depresión, porque la cara empeora; roja y más congestionada. 
Pero entonces uno termina volviendose adicto a las gotas descongestivas (eso es malo, muy). Y ya, cuando un vuelve a sentir el aire correr por las fotas, ya no quiere soltarlas. Oh gotas salvadoras que permiten el sueño.
Y chifla, silba, pía la nariz. Siempre hace ruido el angosto túnel, si es que es permeable a una línea de aire, y se transforma en una especie de flauta. Y uno se acostumbra. como todo, y no nos damos cuenta... hasta que te acercás al carajito de tu sobrina mientras jugás con ella, (y los pendejos nunca mienten y son descarados) te dice: ¿Otra vez ese ruido tía, PIIIIIIIIIII, el de tu nariz? 

1 comentario:

Unknown dijo...

amén.