Pegué onda con Cristóbal Colón y acabo de hacer un gran hallazgo.
Un poco tarde llegué a comprender el mensaje, fueron años enteros de ofuscación por mi comportamiento necio. Y recién ahora lo veo.
A lo de Colón llegué por apariencias. Una boludez que quiero contar porque merece ser contada y recordada. Resulta que siguiendo mi espíritu zurdista, decidí ir a cortarme el pelo a una escuela donde me salía $12 el corte. Nada de couffieur (como sea, palabra fea) ni cosas raras, peluquerías de doble apellido y sarasas no iba a pagar $40, le dije a mi viejo, que se anticipaba al destino de mi cabellera y solo rio, haciendo un ruido desaprobador con la boca.
Así que puse el destino de mi hermoso y largo pelo en manos de una practicante, y así quedé... cuando llegué a casa, mi viejo me dijo que tan del pueblo me creía que había quedado igual a nina peloso. Y después de tantas lluvias y humedad, una noche me miré al espejo, y mi cabeza era igual a la de Cristóbal Colón.
Hasta ahí una parte. Con respecto a lo del descubrimiento, es mucho más profundo.
A partir de la primera y segunda parte, se salió ésta tercera.
Pensando en las discapacidades, si he de confesar, odiaba las campañas publicitarias. Porque me parecía que estaban llenas de hipocresía. Siempre el mensaje era el mismo, incluso la gente que opina dice lo mismo... los discapacitados somos nosotros, no ellos. Y yo pensaba que era una frase hecha, al que el único sentido que le encontraba, porque no la comprendía, era una manera de rebajarse el ser humano para sentirse bien. Algo así como una falsa modestia. Como si haciendo creer que el problema estaba en uno, lo haría mejor persona. Como si crearse limitaciones y ser culpables, haría mejores las otras vidas. Reduciendo su calidad. O algo así.
Entre ayer y hoy, comprendí, que era verdad... todos somos discapacitados en distintos aspectos. Es más que nada la habitualidad de las cosas. A veces no es que uno no sepa ver, sino que está acostumbrado a mirar hacia un sólo lado, entonces, se enceguese sus costados. Y así con todo.
Todos tenemos facilidades, y dificultades. Pero como siempre rige la "ley de lo normal" todo lo que no es "normal" en cierta forma... es anormal. Y caer en esa norma es una de las más grandes incapacidades.
*Se divide en tres partes porque fueron las conclusiones que saqué después de una charla filo-psicológica con Melina Yanel, mi amiga. Final, no jodo más. Febrero me gusta y me da su tiempo para lo que más me gusta.
miércoles, febrero 24, 2010
(Segunda parte)
Para justificar mi comportamiento, llegué a pensar que mi manera mejor de comunicarme, no era el habitual para el resto del mundo. Por lo tanto, no era que yo no lo sabía hacer, sino que los demás no lo podían ver.
Que me lea dos letras quien me busque y encontrará fiel, mi alma.
Ellos son los que me traducen y me descifran, a los que les dejo mi diario abierto. Y llegan a mi corazón.
Tengo un desafío pendiente... romper la voz cantando con lenguaje de señas. Si lo llego a hacer, me voy a refujiar siempre en mis excusas. Pero para eso falta... falta que aprenda a hablar así.
Que me lea dos letras quien me busque y encontrará fiel, mi alma.
Ellos son los que me traducen y me descifran, a los que les dejo mi diario abierto. Y llegan a mi corazón.
Tengo un desafío pendiente... romper la voz cantando con lenguaje de señas. Si lo llego a hacer, me voy a refujiar siempre en mis excusas. Pero para eso falta... falta que aprenda a hablar así.
La amabilidad de los bondieros (primera parte)
De eso estábamos hablando, porque al fin y al cabo, era lo que yo en el fondo tanto deseaba. y quizá la respuesta a la pregunta de Kari. Al final nunca pude responder, es que necesito tiempo. Sí para algo tan sencillo necesito tiempo.
Desde un principio, los dos grandes grupos. El bien y el mal, el blanco y el negro, y todas las contraposiciones que siguen. Muy a menudo catalogo a la gente, y es verdad muy a menudo, en aquellos dos grupos cuyas características distintivas desconozco porque en general son flexibles, pero básicamente es lo que me agrada y lo que no. En realidad no me interesa para nada y no sé porqué lo hago, es inconsciente. Debe ser de aburrimiento porque no tiene mayor razón de ser que la de gastar el tiempo y matarlo.
La cuestión es que por mi incapacidad para transmitir sentiemientos nunca llego a conocer la verdad de las cosas y me quedo con las ganas de todo, mientras las personas me resbalan a los costados. Por más que las mire con cariño, no logro retenerlas.
Del otro tipo de gente, la tengo anclada al corazón desde el principio.
Pero hay un tercer grupo. Un pequeño y selecto grupo de almas bohemias que peregrinan en la vida, en compañía de la risa y la simpleza, la paz y la alegría. Aquellos que están más allá del bien y del mal. Contados con las manos, tres almitas conozco así. De momento mis aspiraciones, mis inspiraciones. Ese tipo de gente que no sabe la diferencia entre la torre de tokyo y la de francia(nombre molesto) o que les da igual el sonido de un saxo al de una flauta, porque al final oyen música, ellos que tienen la capacidad de ver más allá. Aquellos que gozan de la libertad, porque es esa la palabra goce.
Varias cuadras caminé por Corrientes sonriendo, con el bello espíritu de la amistad a mi lado. Aunque los locales habían ya cerrado y estaba todo oscuro, era feliz. Pero sabía que debíamos separarnos y temía su regreso solitario. La vi marchar y minutos después el mensaje de la garantía; acá ya arranqué.
Bien. Ahora me preocupaba mi vida. Fueron solo unos minutos, pero cómo esperaba a mi querido 60. Cuando vi sus colores a lo lejos, me cargué de emoción. Lo paré pero dudaba de su frenada porque adelante habían dos taxis que me querían levantar y yo no quería pagar. Al final paró, lejos de la parada, pero paró. En una noche así ¡como le agradecí al bondiero! De nada me dijo.
Ya en el vehículo, mientras hacía mi viaje habitual de regreso al sur, tranquilizaba a mi vieja y a meli por mensajitos, y a la vez, a un costado del centro de mi cerebro algo comenzaba a solidarse.
La idea se terminó de formar cuando me subí a mi otro tan querido 79 y el bondiero me sorprendió con tres caramelos. Un acto básico, lleno de ternura y de grandeza.
Entonces pensé qué buen laburo el de los bondieros. Llegan siempre en el momento en que uno lo espera, y ya verlo llegar a lo lejos, a uno lo contenta enormemente tantas veces. Y lo mejor de todo, con cualquier pequeño gesto, son capaces de alegrarles el día a los pasajeros. Qué placer eso. Y poder jugar con eso.
Así, muchos bondieros entraron también la tercer grupo. Porque ahora que lo pienso, muchas veces me topé con sus pequeñas gentilezas que me llenaron de a poquito el alma.
Muchas estaciones pasar, muchas paradas, y por más monedas que ponga en la máquina, al lugar donde nunca nadie estuvo, no iba a bajar.
A lo mejor viajando mucho y prestando atención llegue a este grupo, o comparta parte del camino con ellos.
Desde un principio, los dos grandes grupos. El bien y el mal, el blanco y el negro, y todas las contraposiciones que siguen. Muy a menudo catalogo a la gente, y es verdad muy a menudo, en aquellos dos grupos cuyas características distintivas desconozco porque en general son flexibles, pero básicamente es lo que me agrada y lo que no. En realidad no me interesa para nada y no sé porqué lo hago, es inconsciente. Debe ser de aburrimiento porque no tiene mayor razón de ser que la de gastar el tiempo y matarlo.
La cuestión es que por mi incapacidad para transmitir sentiemientos nunca llego a conocer la verdad de las cosas y me quedo con las ganas de todo, mientras las personas me resbalan a los costados. Por más que las mire con cariño, no logro retenerlas.
Del otro tipo de gente, la tengo anclada al corazón desde el principio.
Pero hay un tercer grupo. Un pequeño y selecto grupo de almas bohemias que peregrinan en la vida, en compañía de la risa y la simpleza, la paz y la alegría. Aquellos que están más allá del bien y del mal. Contados con las manos, tres almitas conozco así. De momento mis aspiraciones, mis inspiraciones. Ese tipo de gente que no sabe la diferencia entre la torre de tokyo y la de francia(nombre molesto) o que les da igual el sonido de un saxo al de una flauta, porque al final oyen música, ellos que tienen la capacidad de ver más allá. Aquellos que gozan de la libertad, porque es esa la palabra goce.
Varias cuadras caminé por Corrientes sonriendo, con el bello espíritu de la amistad a mi lado. Aunque los locales habían ya cerrado y estaba todo oscuro, era feliz. Pero sabía que debíamos separarnos y temía su regreso solitario. La vi marchar y minutos después el mensaje de la garantía; acá ya arranqué.
Bien. Ahora me preocupaba mi vida. Fueron solo unos minutos, pero cómo esperaba a mi querido 60. Cuando vi sus colores a lo lejos, me cargué de emoción. Lo paré pero dudaba de su frenada porque adelante habían dos taxis que me querían levantar y yo no quería pagar. Al final paró, lejos de la parada, pero paró. En una noche así ¡como le agradecí al bondiero! De nada me dijo.
Ya en el vehículo, mientras hacía mi viaje habitual de regreso al sur, tranquilizaba a mi vieja y a meli por mensajitos, y a la vez, a un costado del centro de mi cerebro algo comenzaba a solidarse.
La idea se terminó de formar cuando me subí a mi otro tan querido 79 y el bondiero me sorprendió con tres caramelos. Un acto básico, lleno de ternura y de grandeza.
Entonces pensé qué buen laburo el de los bondieros. Llegan siempre en el momento en que uno lo espera, y ya verlo llegar a lo lejos, a uno lo contenta enormemente tantas veces. Y lo mejor de todo, con cualquier pequeño gesto, son capaces de alegrarles el día a los pasajeros. Qué placer eso. Y poder jugar con eso.
Así, muchos bondieros entraron también la tercer grupo. Porque ahora que lo pienso, muchas veces me topé con sus pequeñas gentilezas que me llenaron de a poquito el alma.
Muchas estaciones pasar, muchas paradas, y por más monedas que ponga en la máquina, al lugar donde nunca nadie estuvo, no iba a bajar.
A lo mejor viajando mucho y prestando atención llegue a este grupo, o comparta parte del camino con ellos.
lunes, febrero 22, 2010
Febrero
Llueve afuera, llueve furia,
y el destino del errante recibe lo que esperaba,
sólo las plantas están felices y qué felices.
La madera se hincha, y lamancha del techo
se convierte en un monstruo.
Me gusta ver la lluvia, pero más que ver,
olerla, y escucharla...
cerrar los ojos y escucharla.
Qué no se haya desbordado el rey.
Febrero me gusta, éste febrero loco.
El revelde febrero, el feliz segundo.
El de menos días, pero qué días.
El que llama a mi asma con el disfraz de sus vientos.
El que revive poetas.
Incierto Febrero.
y el destino del errante recibe lo que esperaba,
sólo las plantas están felices y qué felices.
La madera se hincha, y lamancha del techo
se convierte en un monstruo.
Me gusta ver la lluvia, pero más que ver,
olerla, y escucharla...
cerrar los ojos y escucharla.
Qué no se haya desbordado el rey.
Febrero me gusta, éste febrero loco.
El revelde febrero, el feliz segundo.
El de menos días, pero qué días.
El que llama a mi asma con el disfraz de sus vientos.
El que revive poetas.
Incierto Febrero.
domingo, febrero 14, 2010
Una linda sensación
Como sentir las nubes de algodón en los pies. Quiero una capa blanca también, si me permiten soñar, y extender los brazos… sentir como el viento se desvía frente a mi.
Sólo dos esta vez. Rodo, con una mano en su whisky piensa su estrategia. Panchito la tiene clara, sus ojos negros están tranquilos, tiene todo planeado, sabe como hacerlo.
Empiezo a saltar y sentir la suavidad en mis pies, soy feliz. Y me río demasiado.
A un costado aparece guido. Casi lo logramos, quebrar la voz con door, una estupidez en la que sigo apostado.
Un ruido de motor llega desde lejos, me doy vuelta, ese rostro lo vi antes. Es el hermano de mi abuelo, volando en su esfenoides, con el uniforme verde. No sé que sentir, así que lo miro hasta que se aleja. Era guapo y muy joven.
Todo alrededor es música y recuerdos más que alegres, graciosos. Los libros de anatomía los tapamos con la lana.
Mientras sigo saltando pienso ¡qué lindo que es vivir! ¡qué suerte que estoy acá!
Pero en realidad no se bien donde estoy… creo que subí muy alto, y no encuentro el arcoiris para volver. Espero que mañana no me bajen de una patada en el trasero. Y si lo hacen, dudo que me aflija en algo.
Sólo dos esta vez. Rodo, con una mano en su whisky piensa su estrategia. Panchito la tiene clara, sus ojos negros están tranquilos, tiene todo planeado, sabe como hacerlo.
Empiezo a saltar y sentir la suavidad en mis pies, soy feliz. Y me río demasiado.
A un costado aparece guido. Casi lo logramos, quebrar la voz con door, una estupidez en la que sigo apostado.
Un ruido de motor llega desde lejos, me doy vuelta, ese rostro lo vi antes. Es el hermano de mi abuelo, volando en su esfenoides, con el uniforme verde. No sé que sentir, así que lo miro hasta que se aleja. Era guapo y muy joven.
Todo alrededor es música y recuerdos más que alegres, graciosos. Los libros de anatomía los tapamos con la lana.
Mientras sigo saltando pienso ¡qué lindo que es vivir! ¡qué suerte que estoy acá!
Pero en realidad no se bien donde estoy… creo que subí muy alto, y no encuentro el arcoiris para volver. Espero que mañana no me bajen de una patada en el trasero. Y si lo hacen, dudo que me aflija en algo.
Para no olvidar. (13/II/10)
Y si me despierta el día presumido, déjame quedarme un poco en las alturas.
Para qué contar el tiempo que nos queda, para qué contar el tiempo que se ha ido, si vivir es un regalo y un presente mitad despierto, mitad dormido, mitad abierto, mitad dormido.
los rodriguez.
viernes, febrero 12, 2010
Inspiraciones...
Me da bronca su perfección pero a la vez, realmente le admiro. Está claro que es envidia. Más que admiración, es una enfermiza adoración.
Después de escribir mi último cuento, que mi hermana corrigió, que mi papá leyó por la mitad y que Kari me afanó y seguro no leyó... me di cuenta, que mi mayor inspiración a la hora de escibir, son los grandes escritores, la justicia, lo inalcanzable y la memoria.
Después de escribir mi último cuento, que mi hermana corrigió, que mi papá leyó por la mitad y que Kari me afanó y seguro no leyó... me di cuenta, que mi mayor inspiración a la hora de escibir, son los grandes escritores, la justicia, lo inalcanzable y la memoria.
Gaijin (Maximiliano Matayoshi)
¡Gomen ne Mata!Un pedacito de tu obra, que me robo...
... Kei guardó la colilla ya apagada en el paquete, se sentó junto a Julieta y le preguntó si le gustaba ir allí. Si, dijo pero pronto se corrigió. No, todos los chicos me llaman china, se burlan y son malos. ¿China? pregunté sin entender el insulto más extraño que había escuchado en mi vida...
... Kei guardó la colilla ya apagada en el paquete, se sentó junto a Julieta y le preguntó si le gustaba ir allí. Si, dijo pero pronto se corrigió. No, todos los chicos me llaman china, se burlan y son malos. ¿China? pregunté sin entender el insulto más extraño que había escuchado en mi vida...
Veeeeeeeeeeeeeeecky
domingo, febrero 07, 2010
Tarde en kyowa.
Era domingo, no se cuantos grados hacía, seguro mucho menos de lo que se sentía. Era justo antes de la ola de calor que no sufrí, porque estaba en Necochea.
De Tigre y San Vicente, terminamos por encontrarnos en Burzaco e ir a la pileta.
Así que ahí quedé, sentada en el pasto, feliz de poder usar un vestido fresco, pero con mi histeria por los tres tampones que tiré a la basura y no usé. ¿Quién dijo que la tercera era la vencida? Alguno que triunfó y no necesitó un cuarto intento. De todos modos fui feliz. Nos tiramos a la sombra, a hablar de boludeces, sin cambiar la rutina. En eso estábamos, yo hablando de la voz que tiene Michael Bublé porque hasta hace poco sólo sabía que su nombre. Y la respuesta a mi comentario fue: ¿Vieron que tiene tetas? Bueno… obviamente me causó gracia, mucha gracia, y lo tuve que comprobar así que busqué fotos por el Google… Era verdad. Pensaba que con la voz súper sensual que tiene, nadie se fijaría en esos pequeños detalles. Cuando vi una foto suya con Luisana Lopilato tuve la certeza de que nadie se fijaría jamás en sus pequeños detalles.
De Tigre y San Vicente, terminamos por encontrarnos en Burzaco e ir a la pileta.
Así que ahí quedé, sentada en el pasto, feliz de poder usar un vestido fresco, pero con mi histeria por los tres tampones que tiré a la basura y no usé. ¿Quién dijo que la tercera era la vencida? Alguno que triunfó y no necesitó un cuarto intento. De todos modos fui feliz. Nos tiramos a la sombra, a hablar de boludeces, sin cambiar la rutina. En eso estábamos, yo hablando de la voz que tiene Michael Bublé porque hasta hace poco sólo sabía que su nombre. Y la respuesta a mi comentario fue: ¿Vieron que tiene tetas? Bueno… obviamente me causó gracia, mucha gracia, y lo tuve que comprobar así que busqué fotos por el Google… Era verdad. Pensaba que con la voz súper sensual que tiene, nadie se fijaría en esos pequeños detalles. Cuando vi una foto suya con Luisana Lopilato tuve la certeza de que nadie se fijaría jamás en sus pequeños detalles.
Honor al gran Cabral.
SAN MARTIN ENVIO UNA CARTA AL PODER EJECUTIVO (ASAMBLEA DEL AñO XIII) EN FEBRERO DEL AñO 1813, DESPUES DE LA VICTORIA DE SAN LORENZO. EN ESTA CARTA, SAN MARTIN RECOMIENDA SE RECOMPENSE A LAS FAMILIAS DE LOS MUERTOS EN BATALLA: "(...) No puedo prescindir de recomendar particularmente a la familia del granadero Juan Bautista Cabral natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo por dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de viva la patria, muero contento por haber batido a los enemigos..."
Según fuentes históricas, Cabral muere en combate, tras socorrer a San Martín cuyo caballo había caído herido. Sucedía en la batalla de San Lorenzo, un 3 de febrero de 1813.
Antes de cerrar los ojos para siempre ya estaba en la gloria.
Siempre me gustó la marcha de San Lorenzo, y siempre me gustó Cabral. Lástima que sólo se conozca su final.
Conclusión; quiero conocer Corrientes. Desde su cuna hasta el paisaje.
Según fuentes históricas, Cabral muere en combate, tras socorrer a San Martín cuyo caballo había caído herido. Sucedía en la batalla de San Lorenzo, un 3 de febrero de 1813.
Antes de cerrar los ojos para siempre ya estaba en la gloria.
Siempre me gustó la marcha de San Lorenzo, y siempre me gustó Cabral. Lástima que sólo se conozca su final.
Conclusión; quiero conocer Corrientes. Desde su cuna hasta el paisaje.
el goya de oji
Ahí estaba, el fruto de la dedicación de mi abuelo, a pesar de su úlcera en el tobillo, es caminar hasta su pequeño espacio y regarlos, o sólo verlos.
Un fruto o verdura, no sé todavía, de aspecto nada motivador para comerlo, y de un gusto amargo como el aloe.
La fachada de lo silvestre. Son ojas grandes y verdes que necesitan trepar y crecer. De esa locura, salen, a veces, unos rulos finísimos verdecitos con una flor simple, amarilla de 5 pétalos en su estremo libre. Y de esa flor, que con suerte es polinizada nace el famoso verrugón, el goya, de quien estamos hablando.
El orgullo de okinawa, su comida típica.
Salteadito con tofu, o con verduras en su defecto, un par de palitos, arroz para acompañar, y directo a la boca. No sé si decir que es rico, sólo puedo afirmar que me gusta comerlo.
Y en parte lo maravilloso... de algo que crece tan lejos de donde nació.
Por supuesto, el gusto, el sabor... los recurdos, la costumbre perdida, hace que sea mucho más valioso para mi abuelo.
Una extrañeza... parte de la historia de mi sangre que crece en mi tierra y que yo abono con yerba lavada.
Un fruto o verdura, no sé todavía, de aspecto nada motivador para comerlo, y de un gusto amargo como el aloe.
La fachada de lo silvestre. Son ojas grandes y verdes que necesitan trepar y crecer. De esa locura, salen, a veces, unos rulos finísimos verdecitos con una flor simple, amarilla de 5 pétalos en su estremo libre. Y de esa flor, que con suerte es polinizada nace el famoso verrugón, el goya, de quien estamos hablando.
El orgullo de okinawa, su comida típica.
Salteadito con tofu, o con verduras en su defecto, un par de palitos, arroz para acompañar, y directo a la boca. No sé si decir que es rico, sólo puedo afirmar que me gusta comerlo.
Y en parte lo maravilloso... de algo que crece tan lejos de donde nació.
Por supuesto, el gusto, el sabor... los recurdos, la costumbre perdida, hace que sea mucho más valioso para mi abuelo.
Una extrañeza... parte de la historia de mi sangre que crece en mi tierra y que yo abono con yerba lavada.
sábado, febrero 06, 2010
vie 5/II/2010 19;00hs
Al ritmo de una milonga con acento japonés bailaban furiosas las gotas gruesas de la lluvia que nos hacía bacilar en ir al punto de encuentro, ¿Cuál es la capital de Buenos Aires?
Estábamos, amando la tormenta, y yo en el medio, esperando la hora bajo el paraguas violeta con lunares blancos, porque no quiero decidir, espero que el viento elija mi dirección.
Estábamos, amando la tormenta, y yo en el medio, esperando la hora bajo el paraguas violeta con lunares blancos, porque no quiero decidir, espero que el viento elija mi dirección.
viernes, febrero 05, 2010
verano 2010
Iba descalza, caminando sobre la costa atlántica, justo en la punta de la panza de Buenos Aires, con el viento sur, volándole los cabellos y zumbándole los oídos.
Con los pies hundidos en la arena oscura y húmeda de la lengua de la orilla.
Mirando de a ratos el impetuoso sol, que se abría entre las nubes, dorado. Una de las pocas veces que se animaba a ver el sol, a hacerle frente. Miraba más hacia arriba, que hacia el costado; donde trataba de descifrar en cuantas variantes de azul se dividía el mar. Miraba porque tenía gafas… así les decían los muchachos de Senegal que las vendían en todos lados por veinte pesos.
Con los pies hundidos en la arena oscura y húmeda de la lengua de la orilla.
Mirando de a ratos el impetuoso sol, que se abría entre las nubes, dorado. Una de las pocas veces que se animaba a ver el sol, a hacerle frente. Miraba más hacia arriba, que hacia el costado; donde trataba de descifrar en cuantas variantes de azul se dividía el mar. Miraba porque tenía gafas… así les decían los muchachos de Senegal que las vendían en todos lados por veinte pesos.
jueves, febrero 04, 2010
Album de cielos.
Por alguna razón, su celular era un pequeño álbum de cielos.
Le gustaba ir por la vida, y sacarle fotos a los cielos… a los cielos, que en realidad es uno sólo en todos lados. ¡Pero cómo cambia según cómo lo mires!
Como si esperase alguna vez, encontrar justo un plato volador o alguna imagen religiosa. Como si quisiera encontrar a su abuela en algún punto.
Cuando le mostró las imágenes a su hermano, se dio cuenta, que entre ellas, estaban los ángeles. Sus ángeles.
Ahora que lo pienso, justo, El ángel, el que nosotros the borings, conocemos con ese nombre, no está.
Le gustaba ir por la vida, y sacarle fotos a los cielos… a los cielos, que en realidad es uno sólo en todos lados. ¡Pero cómo cambia según cómo lo mires!
Como si esperase alguna vez, encontrar justo un plato volador o alguna imagen religiosa. Como si quisiera encontrar a su abuela en algún punto.
Cuando le mostró las imágenes a su hermano, se dio cuenta, que entre ellas, estaban los ángeles. Sus ángeles.
Ahora que lo pienso, justo, El ángel, el que nosotros the borings, conocemos con ese nombre, no está.
martes, febrero 02, 2010
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