Después de rendir mi último final, ésta es la primer novela que logro terminar.
Sacrifiqué mi vista y mis caprichos y la leí desde la computadora porque sólo se editó virtualmente.
Creo que no soy capaz de escribir una reseña de semejante belleza. Sólo tengo la capacidad de puntuarla a mi criterio y de acuerdo a mis gustos. Y le doy un 9.
Está escrita desde la mirada de un perro llamado Enzo. Mezcla la simpleza y el drama de la vida cotidiana, con reflexiones ingeniosas, muy humanas y profundas... relatadas por él.
Desde el título es una metáfora. Todas las letras son una metáfora. La vida como una carrera, una pista de carrera. Y uno, como el único responsable de ello. Los propios conductores.
Algún día, me voy a comprar el libro y lo voy a volver a leer. Y lo voy a regalar.
Demasiado lindo. ¡Imagínense que hasta terminé buscando información sobre Ayrton Senna y el Gran Premio de San Marino! Y casi a lo último, el orgullo argentino, cuando lo nombran al gran Fangio.
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