miércoles, marzo 24, 2010

Norwegian wood.

No tenía ni idea que había una canción de los beatles que se llamaba así, y ahora la estoy escuchando. Es el poder que tienen los libros sobre mí... como cuando leí "Los ojos del perro siberiano" y a los meses me compré el cd de Dire Straits, salí ganando yo, una banda espectacular que si no hubiese sido por el libro nunca hubiese escuchado porque no es mi estilo, pero ahora me encanta.
Volviendo al libro de Murakami, es curioso como empezó todo... estaba buscando la frase de los corazones revolucionarios de la pelicula The edukators, y encontré una página añadida ahora a mis links de amores donde había un comentario sobre eso, empecé a navegar por la página y oh casualidad, tocaba puntos exactos de lo más profundo de mi corazón, películas como las de estudio Ghibli que me sorprendió que el dueño de la página hubiera visto "tonari no tottoro" el año pasado... así investigando llegué a varias ventanas de Murakami, y desde un primer momento me atrajo. "Tokios blues" sonaba en mi cabeza, alguna vez, seguro leí algún comenatio de ese libro. En estas ventanas había centenares de comentarios del escritor, así que influyeron sobre mí.
Se lo pedí de regalo a mi viejo pero la verdad es que no pude aguantar. Salí a comprarlo el lunes con todas las ansias, como quien sale a comprar un atado de cigarrillos a la madrugada con tormenta violenta. Pasé por 6 o 7 librerías hasta que lo encontré y una vez que lo tuve en mis manos se me tranquilizó la histeria, como si me hubieran sedado con algún ansiolítico y sentí felicidad a pesar de tener que esperar la cola de madres que salen a buscar precios para los manuales de sus hijos.
Los comentario y la misma contratapa califican a Murakami como "el opio de éstos tiempos".
La verdad es que yo me lo fumé en 2 días. Lo devoré. Está bien que no tengo mucho para hacer, pero su compañía me calmaba y en los momentos libres, estaba dispuesto a ser leído. De mientras seguía con mi vida... tomé unos mates con Tute y atendimos a las vecinas de Escalada, visité a mi oba y a mi tía, hablé por teléfono con mi padrino y mi primita... me mensajée con Lala, Kary y Sofu, me reí, me alegré, me hicieron bien esos pequeños misiles de conexión.
Todo ronda en una melancólica neblina que te vuelve adicto a los recuerdos de éste personaje tan extraño y encantador. No es un libro feliz, pero si que gusta.
Debo decir que lo agarré con miedo, estaba convencida de que los textos japoneses jamás podrían ser lo bastante fieles al ser traducidos. Algunas onomatopeyas me molestaron al principio, pero después lo fui dejando pasar, y logró domarme. Los personajes pertenecían a la nación del sol naciente, no cabe duda. Descubrí que ellos también tuvieron su momento de revolución y juventud alocada, y un poco más de todo. Mi mente estalló. Y saqué varias conclusiones interesantes que pueden enriquecer mi próxima obra que estoy gestando.
Por supuesto que voy por otro. Ya estoy sintiendo los efectos secundarios.


Cuando atendíamos en Lanús y veía todos los atados que se acababa mi tío por día, pensaba en que podría yo, una pobre asmática, gastarme la plata que los fumadores derrochan en sus vicios, porque era mucha la que gastaba mi tio, porque era mucho lo que fumaba. Pensaba en que los libros eran mi vicio y cuántos podría comprarme con la misma plata que gastaba mi tío... así pasaba el tiempo en invierno, que estaba todo oscuro y tranquilo y no había mucho para hacer más que cagarse de frío al lado de las heladerotas. La pasaba bien igual yo... Pude compartir muchos tiempo con Maitu mientras estaba en la panza y todavía no tenía nombre, y tenerla en brazos los primeros meses.

1 comentario:

Melina Matumoto dijo...

Firmo acá porque tu post por el 24 está fantástico, pero siento que es muy personal y arruinaría algo. No sé, como si entrara a una habitación y vos y Rodolfo estuvieran desnudos.
Yo también extraño esos días de pubertad. Me río tanto de nuestra malicia, aunque si algún día una hija mía llega a hacer algo parecido la cago a trompadas, jaja.
Este domingo nos da la oportunidad de viajar en el tiempo!!! Malicia aparte, no? Jaja, creo que las hormonas ya no nos justifican, estamos más cerca de la menopausia que de la primer sangría, del arpa que de la guitarra. Bah, vos estás cerca de las dos! ;)
Vos siempre me hacés felíz, hagas algo o pajees, siempre sé que sos mi amiga y soy como un receptor prendido a la hormona de la amistad, estimulando constantemente mi alma para la producción de amor! Jaaaa. Te quiero!
Me interesaba Tokio blues, pero ahora que te leo, mucho más! Me lo quisieron prestar un par de veces, pero tenía otras cuantas lecturas en plan y nunca acepté. Todavía no leí todo lo que planeé, pero en algún momento te lo mangueo! Gracias! :D
Sobre la fiesta, obvio que estoy ahí! Firme! Lo del chupi te confirmo en el momento, desde ese pedo con ustedes que no pude volver a tomar nada.
Las fotos son una garcha, por eso las junté y traté de hacer un collage para que quedara algo más tragable. Después de dos horas me aburrí de mirar cómo giraba la ropa y fui a buscar la cámara, jaja.
Y si, es Isaura la de la novela. Nunca la vi, pero es un verbo que usamos en casa y me quedó instalado.
Esto se está haciendo largo, pero lo tengo que decir. No hables de interpretar canciones que cuando cantás la rompés! Ahora, cuando hablás sos el Marce camionero de siempre, jajaja.
Al final no te mandé el mensaje porque leí el comentario en el blog. No te preocupes, vamos algún finde.
Espero verte el domingo. Yo voy a estar ahí, aullando a lo loco con el sensei.
Un beso!