domingo, marzo 28, 2010

Valentín y Molinita.

No es que pretenda hacer de éste un blog literario, pero siempre que termino de leer una novela, me dan una ganas terribles de escribir sobre ella. Aunque haya sido malísima.
No fue el caso, pero igual, es raro. Llegué a Manuel Puig porque alguien dijo que a Murakami le gustaba, sino lo conocía por su "Boquitas pintadas" pero de nombre nomás. Si... la verdadadera verguenza nacional... ¡qué bronca me da! Yo se quiéne es la culpable de esto. O será que en realidad vi literatura argentina en la escuela pero como no me la enseñó mi profe preferida, nunca la recordé.
En fin, empecé a investigar, y dos cosas me gustaron de este escritor, en la primera impresión digo.
Que haya nacido en Villegas y
"El beso de la mujer araña" Una de las novelas que yo creo, están hechas a mi medida y hacemos encaje recíproco. Una asombrosa novela, que va jugando con los sentimientos para que el lector no sufra. Mezclando la cruda realidad con los cuentos de Molina que le agregan más personajes a la obra, uno puede ser cualquiera o elejir ver desde cualquier ojo, o sentir más aprecio por otro cualquiera. Debe ser esa la razón, que no me deja preferir uno de los dos personajes. No sabía en realidad cuál era más inocente, cuál era más transparente, cuál era el más cruel, cuál merecía más estar preso, cuál era más agradable y cuál más despreciable. Ésta vez, me decido por Molina, después de pensarlo. Y digo ésta, porque va a haber una segunda oportunidad más adelante de reerlo. No es que no le haya prestado atención, pero perduraba en mi cuerpo el efecto post-Murakami, y no dejó que disfrutara lo suficiente. Lo suficiente como sacudirme las tripas y tocar fondo, que es lo que pensé que iba a pasar desde que lo compré. Lo que más me gustó de esta novela, algo que parecía mágico por lo que era y aparecía muchas veces, y por lo que uno supone que podría llegar a ser, eran los puntos suspensivos en medio de la conversación.
-...
-...
Algo fenomenal que nunca antes había visto en otro lugar. Algo que acá tomaba mucha forma a veces más que cualquier palabra y que el escritor supo usar excelentemente.
-Valentín.
-...
-Valentín.
-...
-¿Valentín te dormiste?
-No. ¿qué?

1 comentario:

Melina Matumoto dijo...

Amiga!
Cómo andás?
Este libro es GENIAL. Y lo de los puntos suspensivos tampoco recuerdo haberlo visto antes, o al menos en esa forma tan particular.
Es muy chota esa melancolía de las iniciativas pasadas. También me pasa cuando me acuerdo de ciertas cosas, y no quiero seguir siendo así y que dentro de unos años esté diciendo: "Y si, todavía era inocente, cosas de la adolescencia", porque sé que en ese momento estaba muy convencida y los sentimientos que me movían venían de un amor puro al mundo. A veces pienso que algo de eso terminé perdiendo, y me pongo mal.
Bueno, pasaba rápido a saludar y desearte buen comienzo de facu! :)
Ya tendría que estar durmiendo y en el 5to sueño!
Te adoro!!!
Besos